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Yo sé que, en la vida, hay muchísimas cosas más importantes que el fútbol. Yo sé que hasta el FC Barcelona te puede parecer una minucia comparado con las cosas importantes del día a día. Sé que, incluso, puedes pensar que eso del ‘més que un club’ ya ha pasado de moda. Cosas de la dictadura, dirás. Incluso puedes creer que esos que dicen que la marca más universal catalana es el Barça se equivocan. No, te equivocas tú, perdóname. Si has viajado, sabes que eso es cierto, muy cierto, demasiado cierto.
Yo sé que a nuestros políticos, a los de aquí, les importa un auténtico pimiento el Barça y lo que le ocurra al Barça. Sé que en solo 10 de las 300 familias que dominan el mundo empresarial catalán preguntan antes de irse a dormir, cómo ha quedado el Barça. Hace ya tiempo que decidieron huir de todo lo que sea ‘blaugrana’. Temen ser identificados como ‘mala gente’. La composición de la directiva de Joan Laporta les ha demostrado, tras huir más de una treintena de ejecutivos, de profesionales, que tienen razón.
Nos persiguen
Y, siendo todo eso cierto, muy cierto, es posible, señoras y señores de Catalunya, que deban hacer una pequeña reflexión porque ustedes mismos, señoras y señores poderosos, son, diariamente, pasto de bromas, burlas y ridículos, cuando viajan, negocian y representan a los catalanes frente a familiares, amigos, colegas, compañeros y empresarios, profesionales o clientes.
Hace ya tiempo que está de moda reírse del Barça. Laporta dice que eso ocurre porque les quieren hundir. “Quieren que desaparezcamos”. Y añade aquella frase de “el Barça solo nos tiene a nosotros”, pronunciada cuando intentaba defenderse de los pagos al número dos del arbitraje español. Ese ‘nosotros’, desde luego, cada vez es menor.

Pues sí, sí, Alejandro Echevarría está con Lamine Yamal en Dubái. / EL PERIÓDICO
Los ridículos protagonizados por Laporta, familiares, amigos y enchufados no tienen límites. Y siguen cayendo los golpes. Volvemos a estar, como siempre (y eso que, según su programa electoral, estaba todo planeado, empezando por despedir a Leo Messi) en busca de otra madrugada.
Un juez acaba de tumbarle a Laporta, con la alegría de Javier Tebas, el camino más barato para inscribir a Dani Olmo. La siguiente vía ya cuesta 60 millones de euros. No quiero ni pensar qué debe estar pensando Nico Williams de este ‘show’.
Todos sabemos que Laporta se mueve de maravilla en la madrugada. Así acabó siendo presidente, con los millones de los demás (ellos nunca tienen dinero para el Barça), en aquella madrugada del 17 de marzo de 2021 cuando, a las 02.52 horas, acabaron cantando a capela el himno del Barça en una notaría. Y, sí, allí ya empezó a mentirnos Laporta: “No he sufrido por el aval”. Por el aval que no tenía.
Es posible, sí, que Catalunya pueda soportar tanto ridículo, pero los hay que harían bien en darle un par de vueltas a tanto escándalo. Ahora, en Dubai o donde sea, hay empresarios ricos, rusos, árabes, americanos, da igual la nacionalidad, el dinero no tiene color, que están frotándose las manos: el Barça, por su cabeza, perdón, por la cabeza de Laporta, Olivé, Echevarría, Puig, Soler, Masip… Necesita 60 millones en cuatro días. Demasiado fácil.
La justicia tumba el camino más barato de Laporta para inscribir a Olmo. La gente sabe, ahora, que el Barça necesita dinero, necesita vender y, estando en una posición débil, de desventaja, a saber qué y por cuánto venderán lo que se les ocurra.
¿A qué precio venderá Laporta otra parte del club a 25 años vista? ¿Qué dinero le darán aquellos que sabe lo muy necesitado que está? Es evidente que no nos enteraremos por cuánto han malvendido (los compradores se aprovecharan de la angustia de los directivos) los últimos pendientes de la abuela. Eso sí, el tesorero dijo que estaba todo atado y bien atado, que había multitud de empresas dispuestas a invertir en el Barça. Sala i Martín dijo que eso de la contabilidad son pamplinas. Algo se inventarán. Es imposible ¿verdad? que Dani Olmo sea la carta (gratis total) que Pep Guardiola se guarda en la manga para el mercado invernal.
Este ridículo mundial, repito, ya empieza a ser cosa de todos los catalanes. Están arrastrando el nombre, la marca, el escudo, la historia, la leyenda, el prestigio, la reputación del FC Barcelona por el lodazal y los tribunales. Eso sí, todos ellos viven como los jeques de Dubai. No se inquieten, la inscripción de Olmo llegará con las doce campanadas, de lo contrario Joan Laporta dejará de ser presidente del Barça.
O no, porque he leído que ‘Mundo Deportivo’, perdón, me equivoco, una encuesta de ‘Mundo Deportivo’ dice que el ‘soci’ puntúa con un notable al presidente. No me extraña que solo 10 de las 300 familias que mandan en Catalunya pregunten el resultado del Barça el domingo por la noche. Demasiadas me parecen.
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