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No tuvo el partido controlado en ningún momento el líder. Ni supo después conservar la ventaja del 0-1. Ni tampoco del 1-2, desperdiciando la extraordinaria actuación de Lamine Yamal, pagando su falta de contundencia dejando en el camino unos cambios sorprendentes de Hansi Flick, que decidió con el empate (1-1) quitar a Raphinha, Dani Olmo, Lewandowski y hasta a Pedri.

Lamine Yamal durante el Betis-Barça en el Benito Villamarín. / Reuters / Marcelo del Pozo
Lamine no puede con todo
Estaba asustado el Barça por ese horrible inicio en el que concedió dos clarísimas ocasiones del Betis y hasta cuatro saques de esquina casi de forma consecutiva. No se había llegado ni al minuto cuatro cuando el equipo de Flick vivía ahogado en su propia área, sin demasiados recursos, sintiendo incluso el peso del apasionado Benito Villamarín. Poco a poco –duró 10 minutos ese impetuoso arranque- cambió el paisaje del encuentro gracias a la intervención de Lamine Yamal.
No marcó ningún gol pero su hiperactividad despertó a sus compañeros, al tiempo que iba empujando a la defensa andaluza a su propia área. Un tiro flojo atrapado por Fran Vieites fue el prólogo del dominio del joven, quien se inventó con el exterior un acrobático disparo, tal si fuera Cruyff, que tocó en el palo y luego participó en la gestación del 0-1 de Lewandowski.
Más grandeza tuvo lo que hizo en la segunda mitad cuando Flick iba quitando primero a Dani Olmo y Raphinha y luego a Lewandowaski y Pedri. Entonces, el niño decidió que era suyo el partido. Valió por cuatro provocando el pavor en la defensa del Betis con acciones messiánica y asistencias ‘laminianas’. Pero ni así supo el Barça conservar el triunfo.

Lo Celso firma de penalti el tanto del empate del Betis sobre el Barça en el Benito Villamarín. / Reuters / Marcelo del Pozo
Las valiosas manos de Iñaki
Pocos se acordarán del portero titular del Barça. Pero en los tres primeros minutos y medio estuvo al borde de la cornisa. El inicio azulgrana fue desastroso. En esos 187 segundos emergió la figura de Raphinha, transformado en un central de urgencia para evitar que el cabezazo de Chimmy Ávila acabara en el 1-0. Poco después, el Betis aprovechó un descuido de la defensa azulgrana, sobre todo de Koundé, cuyo error fue aprovechado por Abde. Se presentó el extremo bético solo en el área del Barça.
Pero su disparo fue repelido por la mano izquierda de Iñaki Peña. Fue una parada que valió con un gol porque frustró la segunda opción del 1-0 local. Lo que mal empezó en la primera parte mal arrancó en la segunda con dos ocasiones clarísimas -Altimira (m. 50) y Abde (m. 52), que delataron la pasividad del líder. Y luego (m. 54) el venenoso y potente disparo del Chimmy Avila permitió descubrir la poderosa mano derecha de Iñaki Peña.

Vitor Roque controla el balón ante Pedri durante el Betis-Barça en el Benito Villamarín. / Ap / José Breton
Cero fueras de juego del Betis
Terminó la primera parte en el Benito Villamarín, y con triunfo parcial azulgrana, cuando se detectó una extraña anomalía. Extraño es que en los primeros 45 minutos no logró provocar ni un solo fuera de juego. El Betis vivía tranquilo sin esa amenaza, ya tradicional de la escuela flickniana, porque el partido había transitado por otras carreteras.
No era nada vertical ni eléctrico como acostumbra. Todo era mucho más cerebral, especialmente porque tenía que sobreponerse a ese mal inicio que casi le hace descarrilar. Aunque pronto perdió la cabeza el líder porque no aprendió, y para nada, la lección porque cometió los mismos errores. Resultó intolerable la puesta en escena del Barça provocando el enfado de Hansi Flick.
Así terminó la primera mitad. Con cero fuera de juegos del Betis. Así acabó la segunda parte. Algo nunca visto.

Flick, durante el Betis-Barça en el Benito Villamarín. / Reuters / Marcelo del Pozo
Flick, expulsado
En el partido 22, y después de complicarse el Barça la vida de manera voluntaria, recibió Hansi Flick la primera tarjeta de la Liga española. Y no fue amarilla sino que vio la tarjeta roja de manera directa por sus protestas a Muñiz Ruiz tras señalar el penalti de Frenkie de Jong sobre Vitor Roque.
Estaba indignado el técnico alemán, quien había ordenado los dos primeros cambios para levantar a un equipo que se tiró a la bartola en Sevilla. Lo hizo antes del 0-1. Y lo hizo después del 0-1. Ni siquiera tuvo la madurez necesaria para sostener el 1-2 porque el tanto del Betis llegó en el tiempo añadido.

Flick charla con Frenkie de Jong antes de salir en la segunda parte del Betis-Barça en el Benito Villamarín. / Reuters / Marcelo del Pozo
Cuando Hansi prescindió de las cuatro ‘vacas sagradas’
Hizo cinco cambios Flick. Todos en la segunda parte. Los dos primeros fueron antes del empate de Lo Celso, que marcó de penalti. Decidió el técnico colocar a Frenkie de Jong, que suplió a Dani Olmo, y a Ferran Torres, que sustituyó a Raphinha. Cambios que, en realidad, no cambiaron nada porque el Barça siguió a lo suyo. O sea, a no jugar a nada, incapaz de tener el control del encuentro.
Luego, el entrenador, ya con el 1-1, fue mucho más allá cuando prescindió de Lewandowski (entró Pau Víctor) y Pedri (salió Gavi) haciendo desaparecer a las cuatro ‘vacas sagradas’ cuando el partido estaba en empate. En el último suspiro apareció hasta Héctor Fort para suplir a Balde. Ni reparó en que el polaco había descansado el pasado martes en Mallorca.
Al igual que ocurrió en Vigo, el Barça se desplomó en la segunda mitad y salva un punto gracias a la creatividad y rebeldía de Lamine Yamal. Un equipo que terminó jugando con Casadó, De Jong, Gavi, Lamine Yamal, Pau Víctor y Ferran Torres. O sea, con dos titulares de seis. Por eso, Lamine se quedó frustrado y abatido en el banquillo del Benito Villamarín tras el 2-2 final.
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