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Carlo Ancelotti pasa de todo, en el buen sentido de la expresión. Es decir, él sí es un ‘ser superior’ en el amplio sentido de la palabra. Por personalidad, caballerosidad, conocimientos, historia, palmarés, mano izquierda, veteranía, sabiduría, por volver cuando los demás van, por tener ya poco que aprender.
Cuentan que el caballero campeonísimo de todo, con un palmarés que asusta, empieza a estar un poquito hartito de algunos de sus chicos, empezando por Vinicius Júnior. Bueno, de ‘Vini’ también está harto Florentino Pérez, que se lo venderá el año que viene al PSG después de que, un día de estos, le den el Balón de Oro. Y, a continuación, ‘Flo’, que lo quiere dejar todo “atado y bien atado”, se presentará a la reelección, en solitario. El mandato de Florentino acaba el próximo año y, una vez reelegido presidente, preparará la salida a Bolsa de un porcentaje elevado del Real Madrid, para que no peligre su legado.
Volviendo a Ancelotti, cuyo mayor quebradero de cabeza, dicen, no es haber perdido a Kross sino cómo manejar a los nuevos galácticos, que han decidido correr, trabajar, presionar, sacrificarse solo a ratos, cuando les da la gana o lo necesitan.
Eso no le gusta nada, nada a ‘Carletto’, capaz de soportar sin hacer mueca alguna que su hijo Davide, su mano derecha, le diga que hay que alinear a Enrick, Güller o Brahim, que tienen más hambre que ‘Vini’ o Rodrygo, pero dolorido porque sus chicos hacen lo que les da la soberana gana. Y ganan.

Carlo Ancelotti felicita al jugador brasileño Vinicius Junior, durante el encuentro correspondiente a la fase regular de la Liga de Campeones entre Real Madrid y Borussia Dortmund. / KIKO HUESCA / EFE
Ancelotti ve como rivales como el Atletico, el Celta, el Alavés, el Dortmund, el Mallorca, Las Palmas o el mismísimo Alavés juegan mil veces mejor que su equipo. Por eso al llegar el día antes del partido ante el Lille, al estadio Pierre Mauroy, en Villeneuve-d’Ascq, reunió a sus futbolistas en el vestuario, y les dijo a la cara “sois muy buenos, pero jugáis cuando os da la gana. Habéis perdido el hambre”. Se dio la vuelta y los dejó pensando. Y, quien le vio salir del vestuario adivinó cierta emoción en su rostro, nadie habla de lagrimeo, pero los ojos de ‘Carletto’ estaban demasiado brillantes, ciertamente tenía muchas ganas de decirles cuatro cosas a los chicos.
Hoy, en el clásico más atractivo de los últimos años, la única duda que existe, no es si Hansi Flick seguirá siendo tan atrevido como para mantener la línea defensiva en el centro del campo, no, no; tampoco si continuará jugando abiertamente al ataque, que va, que va o si se asustará como se asustó el técnico turco-alemán del Borussia Dortmund, Nuri Sahin (y acabó goleado y ridiculizado en el Santiago Bernabéu). Nada de todo eso ocurrirá hoy ¿por qué?, porque Flick ha sido valiente y atrevido desde el día 1 que llegó a Barcelona. Y lo seguirá siendo en el Bernabéu, ya verán.
Ancelotti se traicionó ayer al reconocer que confía ciegamente en que sus estrellas resuelvan por sí solos el partido. «Cuando yo jugaba con Van Basten en el Milan, él siempre me tranquilizaba diciéndome ‘Carlo, tú me das el balón a mí y, luego, vienes a celebrarlo»
La única duda que existe, horas antes de que arranque el clásico, es qué Real Madrid veremos, a partir de las nueve de la noche. ¿Saldrán a devorar al Barça o saldrán a contemporizar y, cuando el Barça se ponga 0-2, como los alemanes, jugarán como deben y saben? Les ha ido tan bien sesteando, que ‘Vini’, Mbappé, Valverde y compañía igual sienten la tentación de volver a jugar con fuego.
Ancelotti dijo ayer que, antes del saltar al césped, no piensa decirles nada. “O poca cosa, porque en este tipo de partidos casi no hay charla, ellos quieren jugarlos y saben cómo jugarlos”. Bueno, todo lo que tenía que decirles, se lo dijo en Lille. Y perdieron. Es cierto que a ‘Carletto’ no le ha ido mal con la dejadez controlada de sus chicos.
Y es que Ancelotti, de ahí que sus críticos lo consideren, como ya ocurriera con otros triunfadores como Zidane y Del Bosque, un mero ‘alineador’, un pacifista, un gestor de vestuario, se fía tanto de la calidad de sus futbolistas, especialmente delanteros, que ayer mismo puso de ejemplo lo que le ocurría a él, en el AC Milan de 1987 a 1992, cuando compartía césped con el maravilloso y portentoso goleador Van Basten: “Cuando yo jugaba con Marco, él me decía ‘tú no te preocupes, tú me das el balón y, luego, vienes a celebrarlo’”.

Flick felicita a Lamine tras sustituirle durante el partido de Champions League entre el FC Barcelona y el Bayern de Múnich. / JORDI COTRINA
No dudo que ‘Carletto’ piense que no hay nada mejor en esta vida que estar en manos del sobradito Vinicius y de Mbappé. Estoy convencido de ello. Pero, incluso sin que le quite el sueño el Barça (cosa que también reconoció ayer el ‘mister’ italiano), hará bien en apretar a los suyos pues, visto lo que hizo el Barça ante el Bayern de Munich, puede que si los blancos salen perezosos, la goleada sea de escándalo.
Vale, vale, no lo serán, por descontado, les va mucho, hay cientos de millones de ojos observándolos, cierto. Tan cierto como que este Real Madrid puede igualar hoy, en el ruidoso Santiago Bernabéu, el récord de 43 partidos consecutivos sin perder, que logró el Barça de Luis Enrique y Ernesto Valverde (más el ‘Txungurri’ que el ‘no tenéis ni puta idea’). Pero como suele comentar el técnico asturiano “cuanto más ganas, más cerca estás de perder”.
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