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Angela Merkel, quien lideró el Gobierno alemán entre 2005 y 2021 y se posicionó como una de las figuras más influyentes y poderosas en el ámbito de la política internacional, publica este martes sus memorias bajo el título ‘Freiheit’, ‘Libertad’ en español. En el libro, la política conservadora detalla sus vivencias desde la infancia y juventud hasta sus inicios como científica, su ascenso al poder y su larga etapa como líder de la economía más importante de Europa.
El lanzamiento de esta autobiografía coincide con un momento de cuestionamiento del legado político de Merkel, acusada de dejar a Alemania en manos de la ultraderecha y de proyectar un futuro de crispación para Europa por apoyar políticas de austeridad económica, impulsar la acogida de refugiados y por su gestión de las relaciones bilaterales con Rusia.
La excanciller ha abordado precisamente este último punto en una entrevista al periódico ‘The Times’, donde, entre otros temas, aborda la célebre reunión que sostuvo en 2007 con el presidente ruso Vladimir Putin en Sochi. Ese encuentro fue ampliamente comentado por un incidente peculiar: durante la reunión, en presencia de las cámaras, Putin permitió que su perra Connie, una imponente labrador negra, entrara en la sala.
Pánico a los perros
Merkel asegura en sus memorias que este gesto no fue casual, ya que ella misma había confesado tener un gran pánico hacia los perros con anterioridad. Según relata en el libro, la política está convencida de que el líder ruso era consciente de sus miedos y lo usó como estrategia de intimidación psicológica, aunque Putin negó que fuera un gesto intencionado.
La excanciller recuerda la conversación que mantuvo con el líder ruso: «La perra no te molesta, ¿verdad? Es una perra amigable y estoy seguro de que se comportará». Además, la política relata que «por la expresión facial de Putin pude notar que estaba disfrutando de la situación».
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