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Summer McIntosh, la prodigiosa adolescente de 18 años que vuela hacia la leyenda, apenas arqueó las cejas cuando le preguntaron por sus continuas hazañas, asumiendo que la gloria puede ser también rutinaria. Aunque lo logrado por la canadiense en esa piscina del Duna Arena de Budapest en que los nadadores son cometas rozó los límites de la lógica. McIntosh, que ya venía de ganar tres oros y una plata en los Juegos Olímpicos de París, arrebató a Mireia Belmonte el último récord que defendía en su carrera, el de los 400 estilos en piscina corta. Superó en tres segundos y medio (4:15.48) la marca mundial que consiguió Belmonte en la Copa del Mundo de Eindhoven de 2017. La nadadora de Badalona, que a sus 34 años insiste en prolongar su carrera, ve cómo el tiempo ya no es suyo.
Durante este Mundial de piscina corta que está pasando a la historia de la natación por su absurdo registro de récords del mundo (son ya 25, por los 23 de 2014), McIntosh, que al contrario que otras estrellas decidió no dejar pasar la oportunidad que le brindaba Budapest ante su exultante estado de forma, ya ha tomado tres marcas mundiales. De hecho, el jueves ya había borrado a Mireia de otro legendario récord, el de 200 mariposa que la española había conservado durante diez años con su 1:59.61 (la canadiense lo dejó en 1:59.32). También se hizo McIntosh con el récord del mundo de 400 libres en piscina corta el pasado martes, (3:50.25), superando en ese caso en 1.05 segundos el registro de la china Bingjie Li de 2022.
McIntosh, con el oro logrado en la final del 400 estilos colgado del cuello, seguía sonriendo lo justo en el podio. Con pose de robot, como si fuera una máquina perfecta hecha para deslizarse en el agua sin que las emociones la turben.
Mucho más emocional es la catalana de 18 años Emma Carrasco, que se dejó la vida en la misma final desde la calle ocho. Acabó la nadadora del Club Natació Sant Andreu en octava posición (4:31.18)en una prueba en la que acabó pagando en los dos últimos virajes su extrema valentía, nadando en el ecuador de la final incluso en la cuarta plaza. Carrasco, en cualquier caso, ha dado muestras suficientes en estos Mundiales que será una de las piezas capitales en esta nueva era de la natación española tras el fiasco del plan británico y el pobre papel en los últimos Juegos Olímpicos.
Un buen alegrón se llevaron los integrantes del relevo mixto 4×100, quedándose con el récord de España de la prueba (3:35.52) y tomando Carmen Weiler (espalda), Carles Coll (braza), Mario Mollá (mariposa) y María Daza (crol) una destacadísima sexta posición, por delante de Italia y Países Bajos.

Jordan Crooks, tras romper el récord del mundo de 50 libres en piscina corta. / Ap
Otro de los grandes protagonistas de la penúltima jornada de los Mundiales fue, cómo no, Jordan Crooks. El velocista de 22 años de las Islas Caimán, abanderado olímpico en París, superó por dos veces la marca mundial de los 50 libres en piscina corta, siendo la segunda de ellas, en la semifinal, estratosférica.
Jordan Crooks, que celebró el récord del mundo (y el cheque de 25.000 dólares) junto a su hermana a los pies de la piscina, es ya el primer nadador en la historia en bajar del muro de los 20 segundos (19.90) en la distancia.
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