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Tejió un plan de partido donde se transitaba desde el vértigo –en la primera parte no existía el centro del campo- a la pausa, coincidiendo con la entrada en el descanso de Frenkie de Jong para desatar una tormenta espectacular en el Bernabéu: cuatro goles en 30 minutos. Pero el plan de Hansi Flick tenía una trampa táctica que se convirtió, además, en emocional.
Llevó la línea defensiva a casi 50 metros de Iñaki Peña y en ese ‘agujero negro’ fueron cayendo Mbappé y Vínicus. Y todo el Madrid, que entró 12 veces (ocho en la primera parte y cuatro en la segunda) en posición de fuera de juego. Acabaron como zombis, corriendo tarde y mal, desquiciados los delanteros blancos porque no hallaron salida a la emboscada ‘flickniana’.

Un asistente levanta el banderín del fuera de juego en el Madrid-Barça del Bernabéu. / FCBARCELONA
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1.- “Es increíble tener los huevos de tener la línea defensiva tan alta” (Casadó)
Se llevaba media hora de clásico y el Madrid había incurrido hasta nueve veces (siete eran de Mbappé, gol anulado incluido) en fuera de juego. El Barça no defiende hacia atrás. El Barça de Flick defiende siempre hacia delante sin reparar contra quién juega o el escenario en el que sea. Defiende al límite, obligando a un exquisito ejercicio de sincronización e inteligencia. A veces, un paso atrás de Pau Cubarsí es garantía de que no toca correr hacia atrás.
Es mejor correr hacia delante para no tener que perseguir luego a Mbappé y Vínicius. Al francés se lo tragó ese ‘agujero negro’ diseñado por Flick. La inmensidad del Bernabéu se le hizo pequeña en la primera mitad a Mbappé, mientras el Barça corría sin pausa alguna amenazando al nervioso Lunin.
La trampa que le tendió Flick a Ancelotti con la línea defensiva a 50 metros de Iñaki Peña fue demoledora: hasta 12 veces cayó, nueve de ellas de Mbappé
Seis tiros, dos a puerta en los primeros 45 minutos constataban el dominio táctico frente al desorientado Madrid, con un remate (disparó Vínicius fuera, m. 22) como prueba de su angustia.
«La línea defensiva ha hecho un trabajo espectacular. Es increíble tener los huevos de tener la línea tan alta», pregonó Marc Casadó. En el Bernabéu, 0-4 en el marcador y 12-1 en fueras de juego.
«Es complicado para el delantero cuando la línea de atrás juega tan bien. Nos compenetramos muy bien. Coges riesgos, pero nos da mucho. Contra el Madrid si uno mete el culo ahí detrás sufre el doble»
El ‘Flick Team’ solo sabe jugar así, como recordó Iñigo Martínez, uno de los líderes de la defensa. «Teníamos la idea muy clara. ¿Asustar la velocidad de Mbappé y Vínicius? Asusta todo el Madrid, no es algo nuevo. Pero ahí atrás estamos con mucha confianza», ha asegurado el defensa vasco. «Es complicado para el delantero cuando la línea de atrás juega tan bien. Nos compenetramos muy bien. Coges riesgos, pero nos da mucho. Contra el Madrid si uno mete el culo ahí detrás sufre el doble», ha subrayado Iñigo.

De Jong se escapa de Modric en la segunda parte del Madrid-Barça en el Bernabéu. / Ap / Bernat Armangue
2.- «Con el cambio de De Jong presionamos mejor con y sin balón. Tuvimos más posesión» (Flick)
Flick empezó a todo trapo y en el descanso, cuando quitó a Fermín, eligió la vía del control en el centro del campo con la aparición dde Frenkie de Jong, quien protagonizó un viaje al pasado sintiéndose durante muchos momentos como aquel jugador moderno y líquido –indetectable para el rival- que maravilló con el Ajax. Empezó el Barça el partido con Casadó, Fermín y Pedri y lo terminó con De Jong, Dani Olmo y Gavi.
En esa fusión de estilos en la dirección del equipo halló el técnico alemán la puerta para desencadenar la tormenta de goles que se vivió en el Bernabéu. «Hicimos un cambio y era importante mostrarles el camino», reveló después Flick, quien se salió con la suya porque una única sustitución –la primera de Ancelotti fue Modric por Tchouámeni (m. 63) y ya con 0-2 en el marcador- resultó devastadora para el Madrid.
El neerlandés aportó pausa y orden al juego azulgrana al entrar en la segunda mitad. Hizo 35 pases buenos de 36 (97% de acierto)
«Presionamos mejor con y sin balón. Hemos tenido más posesión y por eso ha cambiado el partido», argumentó el alemán. En la segunda mitad, la posesión del Barça fue del 59% y Frenkie firmó unos 45 minutos casi perfectos: 35 pases buenos de 36 realizados (97% de acierto).
La entrada de De Jong permitió adelantar a Pedri. Un cambio que fueron dos. Luego, apareció Dani Olmo para dar otra dimensión al juego teniendo libertad en la media punta, siendo indescifrable para el Madrid, que no entendió nada de lo que estaba sucediendo en esa segunda mitad en la que claudicó tácticamente. Ni agotó los cambios de Ancelotti: Modric (m. 63), Brahim (m. 77) y Fran García (m. 86).

Lewandowski celebra uno de sus dos goles al Madrid en el clásico del Bernabéu. / Afp
3.- Los 141 segundos mágicos de Lewandowski
Con Frenkie, el juego del Barça se ordenó y la pelota, que iba de área a área en la primera mitad, transitó con delicadeza por el centro del campo, un territorio inexplorado hasta entonces. Quien mejor se lo agradeció fue Lewandowski, que no había hecho un solo disparo en la primera puerta. Todo cambió en la segunda. Y en apenas 141 segundos, el delantero polaco dictó una lección de contundencia que dejó sin palabras a Mbappé.
Cuando anotó el 0-1, prodigioso el pase de Casadó rasgando a la defensa del Madrid, el francés musitó: “¡‘Qué suerte, qué suerte!’”. No había nada de suerte en ese gol. Duró apenas 10 segundos la jugada. Sacó una falta Iñigo Martínez, le entregó la pelota a Casadó y este con su inteligente acción desnudó hasta siete jugadores blancos, quedando en evidencia Mendy, cuya torpeza táctica permitió que Lewandowski no estuviera en fuera de juego.
Primer remate del polaco, primero a puerta, primer gol del Barça. Si el 0-1 fue un relámpago en el Bernabéu, el 0-2 se convirtió en un ejercicio de paciencia, basado en el pase y en el control. Duró 35 segundos e intervinieron hasta nueve futbolistas del Barça, todos menos Iñaki Peña e Iñigo Rodríguez.
Más de medio minuto amasando la jugada, que se inició en el flanco derecho hasta que la pelota, enviada por De Jong, acabó en la banda izquierda con Balde centrando ante la tímida oposición de Bellingham. ¿Y Lucas Vázquez? No estaba ni se le esperaba.
Los dos goles del polaco sintetizaron la fusión de estilos del revolucionario Barça de Flick. Juego directo en el primero (duró 10 segundos) y pausado en el segundo (35)
Entonces, el balón cayó con precisión entre Militao y Rüdiger para que Lewandowski dibujara un bello cabezazo que debería ser estudiado en la escuela de los delanteros centros. Por la estética, el giro de la cabeza, la precisión y el salto ya que pareció detenerse unas milésimas en el aire. Y en los 141 segundos mágicos de Lewandowski el Barça de Flick aniquiló al Madrid.

Iñaki Peña ante Bellingham durante el clásico Madrid-Barça del Bernabéu. / Efe / Kiko Huesca
4.- «Iñaki ha estado fantástico». El Barça gana el clásico y gana un portero
Terminado el clásico, todos los jugadores del Barça se giraron hacia atrás y corrieron en busca de Iñaki Peña, la estrella anónima. Iban a abrazarlos, conscientes todos, el primero era el propio Flick, de que no solo habían goleado al Madrid, sino que, además, habían ganado a un portero.
“»Los cuatro de atrás han hecho un gran trabajo. Y también Iñaki. ¿Si era importante para él este partido? Era absolutamente necesario. Ha hecho un partido fantástico», confesó el técnico alemán, orgulloso del trabajo realizado por el canterano más veterano (tiene 25 años) de los seis que situó en el once inicial. Pau Cubarsí y Lamine Yamal comparten edad (17), al igual que Balde, Fermín y Marc Casadó (los tres tienen 21).
«Es una de las exigencias que nos transmitió el mister cuando llegó. Y fue desde el primer día. Nos dijo: ‘¡La línea no se puede tirar para atrás! ¡Hay que mantenerla lo más alta posible, es nuestro estilo»
El triunfo de Iñaki Peña, que logró dejar su portería a cero en el Bernabéu, se cimentó, sobre todo, en la confianza que le transmitió desde hace días, semanas incluso, su entrenador. Flick autorizó el fichaje de Szczesny al confirmarse la gravísima lesión de Ter Stegen en Vila-real. Pero potenció, al mismo tiempo, la figura del guardameta suplente, a quien llenó de elogios.
«No veo ningún motivo para cambiar de portero. Iñaki será titular ante el Sevilla y Bayern”, avanzó el técnico para elevar la autoestima del meta alicantino. No solo lo puso, sino que lo dejó expuesto a ese latifundio que hay a su alrededor. Ahí estaba Iñaki Peña sin sensación de vértigo. Ni tampoco de miedo.
Hizo cuatro paradas, tres a Mbappé, y participó el meta en el origen del 0-3 y del 0-4 del Barça
«Es una de las exigencias que nos transmitió el mister cuando llegó. Y fue desde el primer día. Nos dijo: ‘¡La línea no se puede tirar para atrás! ¡Hay que mantenerla lo más alta posible, es nuestro estilo!», reveló Iñaki Peña, quien protagonizó cinco paradas, pero una, la que no valió porque estaba en fuera de juego Mbappé, es, tal vez, la mejor de su carrera. Iba de izquierda a derecha debajo del larguero cuando Bellingham cruzó la pelota en su dirección contraria. Alzó poderoso la mano derecha para evitar que el balón cruzara la línea de gol.
Monumental acción que no sirvió para mucho. Aunque, en realidad, sirvió para darle confianza en una noche que marcará su trayectoria profesional.
Hizo, eso sí, cuatro paradas, tres decisivas a Mbappé (m. 61, 64 y 71), con 0-2 en el marcador, que tranquilizaron al Barça, sino que además, participó en la gestación del 0-3 de Lamine Yamal iniciando la jugada con un pase largo a Lewandowski para que este peinara la pelota y Raphinha se convirtiera en el asistente del joven delantero. También estuvo en el origen del 0-4 cuando dio el balón a Iñigo, cuyo pase largo rasgó a la defensa blanca situando al capitán brasileño en el hogar de Lunin, al que burló, y con la derecha, con un delicado toque.
«¿La línea defensiva tan alta? Pues jugadores más potentes y más rápidos que hemos jugado esta semana ya no hay»
«Hemos hecho dos resultados que han sido una brutalidad», dijo después Iñaki Peña en alusión al 4-1 al Bayern y el 0-4 al Madrid. «Es una barbaridad la cantidad de goles que estamos metiendo. «¿La línea tan alta? Pues jugadores más potentes y más rápidos que hemos jugado esta semana ya no hay», añadió recordándose de Mbappé, Vinicius, Kane, Oliseh, Gnabry, Sane, Musiala…
«Esto nos demuestra que estamos haciendo un gran trabajo y que la idea del mister encaja con nosotros. Claro que es peligroso jugar con tantos metros a la espalda, pero con la ayuda de la defensa y de todo el equipo ya se refleja en la cantidad de fueras de juego que estamos creando», aseguró Iñaki Peña.
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